martes, 17 de noviembre de 2015

Artistas renacimiento 4: Giorgione, Correggio, Durero, Grunewald, Cranach, Bandung, Holbein, Pieter

Giorgione

Se cree que nació en Casteldefranco en 1477, aunque existen muy pocos datos sobre su vida y su obra. Fue el iniciador de la escuela veneciana y un maestro sin igual en el retrato. Discípulo del pintor veneciano Giovanni Bellini, influenciado por este abandona la rigidez geométrica del renacimiento, utilizando en su obra la luz de un modo innovador, produciendo un gran lirismo: se trata de una luz suave y tamizada, más destinada a crear una atmósfera determinada dentro de la composición que a definir los objetos dentro de la escena. Da mucha importancia al paisaje a la vez que su figuras la pierden. A pesar de invitar a una lectura diagonal del cuadro, permanece equilibrado y cuida la expresión de la atmósfera por lo que sus obras transmiten una sensación de sueño acorde con la expresión de sus figuras. Su obra ha sido discutida, arrebatada cuadro a cuadro a la autoría de Tiziano, a quien se consideró autor de muchos lienzos que más tarde se descubrieron realizados por Giorgione. 
Pocas de sus obras llevan su firma, lo que dificulta extremadamente su identificación. Esto ha contribuido, en la actualidad, a la formación de dos corrientes históricas opuestas: los "pangiorgionistas", que pretenden declarar como suyas todas las obras que concuerden con lo esencial de su estilo, y los "contraccionistas" que limitan el número de cuadros a los firmados. Entre las que se le atribuyen podemos destacar: el Retablo de Castelfranco (1504, Castelfranco, Veneto), Los tres filósofos (Kunsthistorisches Museum, Viena, Austria), La tempestad (Academia, Venecia, Italia) y Concierto campestre (1510, Museo del Louvre, París, Francia). En el Museo del Prado de Madrid (España), La virgen con el niño en brazos, entre san Antonio de Padua y san Roque (1510) se considera la primera obra de madurez del artista. La Venus dormida (c. 1510, Galería de pinturas, Dresde, Alemania), que es una de las primeras obras modernas dentro del arte en la que un desnudo femenino constituye el tema principal de un cuadro. 

Análisis de la obra "La tempestad"



"La tempestad" (1505, Galleria de la Academia de Venezia) pintura atribuída al pintor veneciano Giorgione, es uno de los cuadros más misteriosos de la Historia del Arte.  A pesar de su pequeño tamaño, ha traído de cabeza a los investigadores que no se ponen de acuerdo sobre el tema representado ni el significado de esta obra.

Si analizamos la escena vemos que dentro de una paisaje boscoso, aparece una mujer semidesnuda, sentada amamantando a un niño, mientras una figura masculina la observa desde un lateral del cuadro. Al fondo, se puede ver una ciudad y un cielo tormentoso que acecha y amenaza a los personajes. 

La oscuridad se acerca sobre los personajes que siguen ajenos a la llegada inminente de la tempestad, este hecho es el que da nombre a la obra, puesto que ni siquiera sabemos su título original.


Correggio

Nació en 1489 en Correggio (Italia). Cursó estudios de pintura junto a un tío suyo y a Francesco Bianchi-Ferrari en Módena. Muy influenciado por Andrea Mantegna y Leonardo da Vinci. Dotado de una gran habilidad para el tratamiento del claroscuro.

En el año 1518 comenzó a vivir en Parma, ciudad donde pintó su primera serie de frescos en la bóveda del convento de San Pablo, conocidos con el nombre colectivo de Diana volviendo de la caza. Entre 1520 y 1524 trabajó en los frescos de La ascensión de Cristo de la cúpula de la iglesia de San Juan Evangelista de Parma.

En torno a 1530, y tras la muerte de su esposa, regresó a Correggio. Sus trabajos se caracterizan por desnudos sensuales, el manejo de los escorzos y la originalidad en el tratamiento de la perspectiva. Se conservan alrededor de 40 telas, todas ellas de tema religioso o mitológico. Una de sus obras maestras, Noli me tangere (c. 1525), se puede ver en el museo del Prado de Madrid.

Análisis de la obra: “La asunción de la Virgen”


La asunción de la Virgen es un imponente fresco que cubre la cúpula central de la Catedral de Parma. La obra fue realizada entre 1526 y 1530 por el artista italiano Antonio Allegri da Correggio, más conocido como Correggio (1498- 1534), por encargo del deán de la catedral. El encargo consistía, en un principio, en la decoración de la cúpula que cubre el espacio central del crucero, la bóveda del coro y el ábside central sin embargo Corregio tan solo pudo realizar la cúpula.

La cúpula de la catedral cuenta con unos 11 metros de diámetro y se levanta sobre cuatro pechinas en las que aparecen representados los patronos de Parma: San Juan Bautista, San Hilario, Santo Tomás y San Bernardo. No obstante Correggio tan solo pintó la cúpula en la que se representa la ascensión al cielo de la Madre de Dios, simboliza la subida de la Virgen al cielo según las Santas Escrituras: tras la dormición la Virgen ascendió junto a su Hijo en cuerpo y alma.


Alberto Durero

Pintor y grabador alemán. Fue sin duda la figura más importante del Renacimiento en Europa septentrional, donde ejerció una enorme influencia como transmisor de las ideas y el estilo renacentistas, a través de sus grabados. Se formó en una escuela latina y recibió conocimientos sobre pintura y grabado a través de su padre, orfebre, y de Michael Wolgemut, el pintor más destacado de su ciudad natal.

Alberto Durero gustó de retratarse a sí mismo desde la temprana edad de trece años y mantuvo siempre esta costumbre, reflejo del nuevo interés renacentista por el hombre, y en especial el artista.
Sin embargo, son los grabados las realizaciones en que dio una muestra más cabal de su genio; destacan los de 1513-1514, sobre temas imaginativos y que permiten varios niveles interpretativos: El caballero, la muerte y el diablo, San Jerónimo en su estudio y la triste Melancolía I, su obra cumbre como grabador, que constituye una compleja alegoría sobre las dificultades con que tropieza el artista en la realización de su obra creativa.

Durante los últimos años de su vida, Durero se centró en la ejecución de un retablo para su ciudad natal: Los cuatro apóstoles. Esta obra, de grandes dimensiones e intenso colorido, refleja el trabajo de toda una vida, en particular los numerosos estudios que había hecho sobre las proporciones y la monumentalidad de la figura humana.

Análisis de la obra: “Adán y Eva” 


Adán y Eva, los padres de la Humanidad, están representados con toda la gracia encantadora de la que era capaz Alberto Durero. Grabador, estudioso humanista, pintor excelente y espíritu inquieto, los estudios de Durero pueden equipararse a los de su coetáneo Leonardo da Vinci. Así, estos dos cuadros del alemán se hallan repletos de alusiones al estilo italiano del Cinquecento. Los rasgos más personales los encontramos en el tratamiento anatómico de los cuerpos, perfectamente articulados, idealizados a la manera italiana y no según la estética alemana. Las luces, los colores y el sombreado, el volumen modelado de las carnes, son asimismo aspectos más cercanos a un tratamiento renacentista. Ambos personajes se encuentran de pie y existe una relación entre ambos, pese a la separación física que establecen los marcos de las dos pinturas: Adán mira a Eva y ella, por su parte, recoge la manzana facilitada por la serpiente, más alejada de Adán, a quien induce con su gesto a caer en el pecado. Además de esta relación gestual, la unicidad de la escena se debe al fondo y al colorido; para ambos se establece un fondo neutro, lejos de cualquier distracción de la acción única que constituye la tentación. 

Otro elemento de unión de las figuras es la rama de manzano que Adán sostiene cubriendo su sexo, continuado en una curva con la misma que hace lo propio sobre Eva. Ésta es claramente la protagonista, flanqueada por Adán -la Humanidad- y la serpiente -el pecado-. Ella es también quien sostiene la cartela con la inscripción que data el cuadro y al autor. La pareja de cuadros fue un obsequio de la reina Cristina de Suecia al rey Felipe IV. Durante el siglo XVIII se conservó en la Real Academia, desde donde se traslada al Prado en 1827.


Matthias Grunewald

Pintor alemán cuya obra, junto con la de Alberto Durero, representa la máxima expresión del renacimiento del norte de Europa. Llamado incorrectamente Grünewald en documentos del siglo XVII, es probable que se llamara Matthias, Mathias o Mathis Gothart-Neithart. Nació en Würzburgo, se casó hacia 1519 y a partir de entonces firmó sus obras con su nombre completo más el apellido de su mujer, Neithart, o con un monograma en el que aparecían entrelazadas las iniciales M, G y N. Los documentos le sitúan en Seligenstadt entre 1501 y 1521 como propietario de un taller. Hacia 1509 fue nombrado pintor de cámara del arzobispo de Maguncia y en la segunda década del siglo también aceptó encargos en Isenheim y Aschaffenburg. A causa de su simpatía por el movimiento protestante se vio obligado a trasladarse primero a Frankfurt, en 1526, y después a Halle, en 1527; murió en Halle en agosto del año siguiente. De su obra sólo se conservan diez pinturas, algunas son polípticos (retablos de múltiples paneles) y alrededor de 35 dibujos que se encuentran en diversas colecciones europeas y estadounidenses. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Grünewald no hizo grabados. La pintura que se reconoce como su primera obra es el Cristo de los ultrajes (1503, Alte Pinakothek, Munich) que expresa una gran carga emocional y que, con sus distorsiones y colores brillantes, prefigura la obra de su madurez. Alrededor de 1512 comenzó su obra maestra por encargo del monasterio de san Antonio de Isenheim: el magnífico Retablo del altar Isenheim (c. 1512-c. 1515, Museo de Unterlinden, Colmar), compuesto precisamente cuando Miguel Ángel terminaba la Capilla Sixtina, que consiste en cuatro enormes alas de madera pintadas por ambos lados: el grupo exterior representa La crucifixión, con La sepultura debajo y flanqueada por San Antonio y San Sebastián; el grupo interior muestra La anunciación, La Virgen y el niño con ángeles, La natividad y La resurrección.

Análisis de la obra "Crucifixión"



Grünewald se volcó en la tradición de su país, que arrancaba de la obra de los grandes artistas flamencos del siglo XV, mezclados con un sentido para el drama y lo expresionista que caracterizarán el arte alemán hasta nuestros días. La singularidad de Grünewald sólo puede compararse con un espíritu igual de individual como el de El Bosco, estrictamente contemporáneo de éste y de Durero. La Crucifixión es sin duda la obra maestra de Grünewald, aquella que mejor define su estilo. Forma parte del llamado altar Isenheim, un tríptico que muestra en su panel central esta escena digna de un melodrama.Grünewald ha tomado al pie de la letra la descripción de la muerte de Cristo en el Evangelio: el cielo se oscureció y un ruido como el de un gran trueno desgarró el aire. En efecto, el cielo está negro y la tierra sombría. 

El pintor ha agrandado el cuerpo de Cristo, mucho mayor que el del resto de las figuras, con una intención claramente expresiva: es mayor, es más visible, ocupa por completo el protagonismo de la escena, llena por sí mismo todo el centro y la parte superior de la superficie pintada. Las manos de Cristo están crispadas como un manojo de sarmientos resecos, sus pies están deformados en una posición imposible anatómicamente hablando. Su cabeza cae con la boca completamente abierta, en el vivo retrato de la más cruda agonía. Bajo el cadáver, María Magdalena implora con desesperación mientras María cae desmayada en las manos de un ángel o profeta.

Lucas Cranach


  Pintor renacentista y artista gráfico alemán que destacó por sus desnudos femeninos y por sus retratos. Cranach, cuyo nombre real pudo haber sido Lucas Müller o Sunder, nació el 4 de octubre de 1472, en Kranach, ciudad de la que tomó su apellido. Se cree que estudió pintura con su padre. De 1501 a 1504 vivió en Viena, y sus primeros trabajos conocidos datan de este periodo. Se incluye en ellos un retrato del humanista Doctor Reuss (Germanisches Museum, Nüremberg) y una Crucifixión (1503, Alte Pinakothek, Munich). En esta época su trabajo, lírico y animado por entornos paisajísticos, recibió la influencia de Alberto Durero. En 1505 Cranach se convirtió en pintor de corte de los príncipes electores (es decir, aquellos que tenían voto en la elección del emperador) de Sajonia en Wittenberg, puesto que mantuvo hasta 1550. Fue un ciudadano influyente en Wittenberg, recibió un título y llegó a ser alcalde en 1537. En 1508 visitó los Países Bajos, dónde pintó a la realeza, incluyendo al emperador Maximiliano I así como al joven príncipe que le sucedió con el nombre de Carlos I. Para sus mecenas electores pintó escenas bíblicas y mitológicas con sensuales desnudos decorativos, que eran algo nuevo en la pintura alemana. Estos trabajos incluyen muchas versiones de Adán y Eva, El juicio de Paris (1529, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York) y Venus y Amor (1531, Musées Royaux des Beaux-Arts, Bruselas). En el Museo del Prado, Madrid, se conserva el cuadro Cacería en honor a Carlos V en el castillo de Torgan (1544), en el que aparecen retratados el duque de Sajonia y el Emperador. 
Cranach era amigo de Martín Lutero, y su arte expresa en gran medida el espíritu y los sentimientos de la Reforma alemana. Muchos de los retratos, tallas y grabados de Cranach eran propaganda de la causa protestante. Sus retratos de los líderes protestantes.


Análisis "La lamentación de la virgen"



La Lamentación de la Virgen y San Juan ante Cristo crucificado, de Lucas Cranach el Viejo (Alte Pinakothek, Munich). La engañosa simplicidad compositiva del cuadro esconde un estudiado análisis de la naturaleza, expresada con espontaneidad y complementada con los sentimientos de los personajes. María y Juan expresan su dolor por el Cristo crucificado en el Calvario con un torturado gesto de las manos, mientras el paisaje amplifica el dramatismo de la escena con un ligero estremecimiento del viento en las finas ramas de los árboles. La cruz de Cristo abandona la disposición frontal para aprovechar el espacio y penetrar aún más en el sentimiento romántico de la naturaleza, como reflejo de su sufrimiento. La luminosidad de los Alpes al fondo, distorsionando la fidelización de la realidad, contrasta con el agreste amarillo de la piel lívida de los crucificados.


Baldung Grien

Artista alemán del siglo XVI que cultivó la pintura, el grabado y el diseño de vidrieras. Formado en Estrasburgo, completó su aprendizaje en el taller de Durero donde está documentado hacia 1503. Su apodo, «Grien» (verde, en alemán antiguo), viene de sus años de juventud, en los que el artista sintió una especial predilección por este color. Cuando Durero realizó su segundo viaje a Italia, entre 1505 y 1507, Baldung Grien, su alumno más aventajado, se quedó a cargo del taller en Núremberg. En 1509 está de nuevo documentado en Estrasburgo, donde obtiene la ciudadanía, y dirige su propio taller. Entre Baldung Grien y Durero existió, sin embargo, una relación de amistad y admiración mutua, que perduró hasta la muerte del maestro de Núremberg, como prueba el hecho de que Durero, durante su viaje a los Países Bajos, regaló e intercambió grabados hechos por Baldung Grien. Entre 1512 y 1517 se trasladó a la ciudad de Friburgo de Brisgovia, para ejecutar el encargo más ambicioso de su carrera: la decoración del altar mayor de la catedral, un monumental retablo formado por once pinturas con La Coronación de la Virgen como tema central. Este conjunto, conservado in situ, está considerado una de sus obras maestras. En 1517 regresó a Estrasburgo, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1545.
Fue un artista muy prolífico y versátil, en su extensa producción se encuentran escenas religiosas, retratos, temas mitológicos y alegóricos. Precisamente lo más significativo de su trabajo son sus alegorías, donde las figuras femeninas desnudas, de talante erótico, transmiten mensajes en relación con la muerte. Entre sus mejores obras se encuentran Las siete edades de la mujer, conservada en el Museum der Bildenden Künste de Leipzig, Las tres Gracias y Las edades y la muerte, ambas en el Museo Nacional del Prado. Sus pinturas y grabados recibieron el influjo de otros maestros del Renacimiento alemán, como Lucas Cranach, Grünewald y Durero.

Análisis de "Adán y Eva"

En Adán y Eva, Hans Baldung Grien nos presenta un magnífico estudio del desnudo femenino y masculino, de gran precisión y con una fuerza plástica comparable a la de los grandes maestros. Trata el tema del pecado original, justo el momento previo, en el que Eva ha cogido ya el fruto del árbol inducida por el demonio y que el artista representa no solo a través de sus símbolos habituales –la serpiente y la manzana- sino especialmente por la elocuente actitud de Adán, que sujeta firme y posesivamente a Eva, con una mirada que no deja sitio a la ingenuidad. 

Pintura de proporciones alargadas, la mujer está representada con suaves formas redondeadas y una tez clara y tersa. El hombre, de piel más oscura, refleja los conocimientos de anatomía del pintor, definiendo con un modelado de luces y sombras la musculación y las diferentes partes del cuerpo. Fechada en el periodo de madurez del artista, evoca la obra con el mismo tema de su maestro Durero, que sin duda conoció durante la estancia que pasó en su taller. Baldung Grien trató el tema del pecado original en muchas otras ocasiones, conservándose dos grabados con este asunto fechados en 1511 y 1519. 


Hans Hulbein

Pintor alemán. Fue hijo y discípulo de Hans Holbein el Viejo, un pintor del Gótico tardío que se especializó en los retablos y desarrolló un estilo muy influido por el detallismo flamenco. Holbein el Joven se trasladó hacia 1514 a Basilea, donde comenzó a trabajar como ilustrador para los impresores de la ciudad. De 1516 data su primer retrato (El burgomaestre Meyer y su esposa), con el cual inició una carrera de retratista que lo sitúa entre los mejores de todos los tiempos en su género.

En 1517 trabajó en Lucerna, y se cree que de allí pasó a Lombardía, por los cambios estilísticos que manifestó a su regreso a Basilea en 1519. En los años siguientes compaginó el retrato (Bonifacius Amerbach) con la pintura religiosa (Retablo de la Pasión) y los encargos oficiales (decoración de la sala del gran Consejo del Ayuntamiento con escenas de Justicia). Pero lo más sobresaliente de este período son los retratos de Erasmo de Rotterdam, representado en su estudio, y la serie de xilografías sobre la Danza de la muerte.

Por su visión crítica de la Reforma protestante, hubo de trasladarse a Inglaterra en 1526, portador de una carta de recomendación de Erasmo para Tomás Moro. En Londres ejecutó un retrato de la familia de Moro que constituye un hito en la retratística europea por representar a todos los personajes de cuerpo entero y en el interior de su propia vivienda, algo totalmente inhabitual por entonces.

En 1528 regresó a Basilea, pero los cambios en el ambiente de la ciudad lo movieron a trasladarse de nuevo a Londres (1529), donde poco después fue nombrado pintor de Enrique VIII. En estos años realizó una magnífica serie de retratos del rey y su familia, así como el retrato Los embajadores, una de sus obras maestras. Por el equilibrio compositivo, la característica riqueza de colorido y la profundización psicológica, sus retratos constituyen creaciones artísticas difícilmente superables.


Análisis de la obra "Retrato de Enrique VIII"



El retrato fue el género más popular en la Inglaterra de la época. A esto contribuyó el cisma de la Iglesia anglicana con la de Roma y que el rey Enrique VIII se convirtiera en cabeza visible de la primera. Con ello, la representación de los géneros pictóricos se restringió enormemente. Este retrato del célebre monarca inglés es una maravillosa muestra del estilo de Holbein, que se caracteriza por la monumentalidad que otorga a sus figuras y la profundidad psicológica que inculca a sus modelos. El pintor consigue retratar el carácter del personaje gracias a recursos como la posición de la figura y las manos, la linealidad y la frontalidad, que en este caso reflejan la regia personalidad de Enrique VIII.

Pieter Brueghel

Pintor holandés. Principal pintor holandés del siglo XVI, en la actualidad es considerado una de las grandes figuras de la historia de la pintura. Realizó sobre todo cuadros de paisaje, de género y de escenas campesinas, en los que con un estilo inspirado en el Bosco reflejó la vida cotidiana con realismo, abundancia de detalles y un gran talento narrativo.



En 1563 Pieter Brueghel se trasladó a Bruselas y contrajo matrimonio. Se centró entonces en la pintura y produjo numerosas obras, muchas de ellas por encargo de famosos personajes. Para el banquero Niclaes Jonghelinck realizó, por ejemplo, la famosa serie de los Meses, que incluye Cazadores en la nieve (noviembre-diciembre) y La vuelta del ganado (septiembre-octubre), entre otras obras maestras.

En el folclore y los refranes populares buscó la inspiración para sus obras más descriptivas y pintorescas, desde La parábola de los ciegos y Juegos de niños hasta el El banquete de bodas. También realizó obras religiosas, en particular entre los años 1562 y 1567, que, aunque no constituyen lo mejor de su producción, dan pruebas de su gran originalidad estilística.

Pieter Brueghel tuvo dos hijos pintores, Pieter el Joven (Bruselas, 1564 - Amberes, 1638) y Jan (Bruselas, 1568 - Amberes, 1625). El segundo fue muy reputado como pintor de flores y se ganó el sobrenombre de Brueghel de «velours» (terciopelo) por su magistral tratamiento de las texturas delicadas. El primero realizó copias y variaciones de las pinturas de su padre, a menudo de gran calidad, con las que se ganó muy bien la vida.


Análisis de la obra "El triunfo de la muerte"



Obra que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas, simbolizado a través de un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Al fondo aparece un paisaje yermo donde aún se desarrollan escenas de destrucción. En un primer plano, la Muerte al frente de sus ejércitos sobre un caballo rojizo, destruye el mundo de los vivos, quienes son conducidos a un enorme ataúd, sin esperanza de salvación. Todos los estamentos sociales están incluidos en la composición, sin que el poder o la devoción pueda salvarles. Algunos intentan luchar contra su funesto destino, otros se abandonan a su suerte. Sólo una pareja de amantes, en la parte inferior derecha, permanece ajena al futuro que ellos también han de padecer.


La pintura reproduce un tema habitual en la literatura del medioevo como es la danza de la Muerte, que fue frecuentemente utilizado por los artistas nórdicos. Brueghel dotó a toda la obra de un tono pardo rojizo, que ayuda a dar un aspecto infernal a la escena, apropiado para el asunto representado. La profusión de escenas y el sentido moralizante utilizado por el autor, son parte de la influencia de El Bosco en su obra. 



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